
Trasciende Conmigo: Terapias Bionergéticas y Conciencia


La Frecuencia Vibratoria y la Salud.
Hasta hace algunos años atrás sólo se tenía en cuenta el concepto químico de los mecanismos biológicos en el estudio de los fenómenos de la vida, la salud y la enfermedad. Se consideraba que el funcionamiento de un organismo y los sucesos celulares se regían exclusivamente por reacciones bioquímicas. De hecho, toda la farmacología se basa en esta norma. Esto bajo el concepto de la medicina alopática.
En la actualidad la Medicina Vibracional comparte esta concepción del ser humano concibiendo su realidad como un conjunto indivisible de sistemas de diferentes niveles vibratorios en constante interacción, de los cuales el cuerpo físico ocupa el nivel más denso, siendo los otros niveles más sutiles los correspondientes al plano energético, al mental y al espiritual.
Los postulados de Einstein señalan que el universo es un enorme campo energético complejo en interacción, y el ser humano a ser parte de éste, es visto como una red de campo de energía, que vibra a una frecuencia muy alta imperceptible a los sentidos.
A grandes rasgos podemos decir que a estos campos energéticos se les ha denominado cuerpos sutiles porque están constituidos de materia cuyas características de frecuencia vibratoria son más altas que las del cuerpo físico. Existe pues una jerarquía de sistemas energéticos, que coordinan las funciones electrofisiológicas y hormonales, así como la estructura del cuerpo físico a nivel celular.
Las esencias florales, por ser remedios vibracionales, actúan sobre los campos energéticos sutiles, no sólo del ser humano, sino que de cualquier miembro de la naturaleza, no importa si se trata de un animal, de una planta o un mineral.
La vibración de un órgano enfermo no es la misma que cuando está sano; la frecuencia vibratoria del cuerpo saludable no es igual a la del que está próximo a la muerte; la tonalidad vibratoria de la alegría no es la misma que se genera con la desesperanza o la sensación de abandono; las mente del hombre no vibra igual cuando está haciendo un trabajo intelectual que cuando se encuentra dormido.
De allí podemos deducir que aquellas personas que poseen una vibración más elevada son más saludables que aquellas que son enfermas, de hecho si alguien posee altas vibraciones cerebrales genera energía en forma de calor y luz generando alrededor de sí un campo magnético "invisible" a simple vista.
Las Esencias Florales, específicamente las Flores de Bach, aportan desde su propia condición el equilibrio energético que necesitamos para pasar desde los síntomas o frecuencias de angustia, tristeza, temor, desasosiego, rabia o rencor, a la comprensión, aceptación e integración de ellos mismos mediante la acción vibratoria que actúa en nuestro campo energético, restableciendo el equilibrio que habíamos perdido.
Para comprender mejor la visión que Edward Bach sostenía del ser humano, de la enfermedad y de la sanación a través de la Terapia Floral Bach, revisaremos aspectos importantes de su vida y pensamiento. Exploraremos aquellos datos que nos ayuden a aclarar y comprender cómo estas esencias impulsan a restablecer el equilibrio y salud mental, emocional, física y espiritual de todo ser viviente.
Si bien el Dr. Bach estaba convencido de que las plantas con las propiedades sanadoras se encontrarían entre las flores silvestres del campo, al observarlas, tomó conciencia de que las gotas de rocío debían contener las propiedades de las plantas en las cuales se apoyaban y el calor del sol, actuando a través del agua, era esencial para el proceso de extraer dichas propiedades, quedando cada gota de rocío impregnada con su energía.
Puso a prueba su teoría recogiendo el rocío de ciertas flores antes que el sol las evaporara y experimentó en si mismo. Todos sus sentidos se aguzaron y desarrollaron más. Descubrió que era capaz de sentir, ver y oír cosas de las que antes no había sido consciente, se dio cuenta que ningún instrumento científico era capaz de funcionar tan bien o dar una respuesta tan auténtica como los instrumentos que el Creador le había proporcionado al hombre en su propio cuerpo: los sentidos y la intuición.
El Dr. Edward Bach toma conciencia que la enfermedad del cuerpo en primer lugar no se debe a causas físicas, sino a ciertos estados de ánimo perturbadores que interfieren con la felicidad del individuo, si estos estados siguen adelante llevan a una perturbación de las funciones de los órganos y tejidos corporales, teniendo como resultado la enfermedad.
Sin embargo, en cuanto la mente recuperaba la paz y felicidad normales, también recuperaba el control sabio y perfecto sobre el cuerpo, que automáticamente queda purificado de la enfermedad que lo aquejaba. Los remedios florales tendrían “el poder de elevar nuestras vibraciones, y así hacer descender el poder espiritual, que purifica la mente y el cuerpo”.
La auténtica felicidad, aquella que resulta de obedecer los mandatos de nuestra propia alma, nuestro propio instinto e intuición trae consigo una rebozante salud mental y corporal.
Cuando el individuo permite que la interferencia o sugerencia de otros lo disuadan de actuar de acuerdo con sus propias convicciones íntimas, los estados de ánimo conflictivos lo acosan (miedo, indecisión, odio, etc.), frustrando su felicidad y afectando su salud física y mental.